Cuaderno de Bitácora de la asignatura Idea, Concepto y Proceso de la Imagen. (Bellas Artes, CES Felipe II).

domingo, 17 de octubre de 2010

Exposición 3. Fundación Lázaro Galdiano.

Exposición 3

Museo Fundación Lázaro Galdiano


    José Lázaro Galdiano (Beire, Navarra, 1862-Madrid, 1947) fue un financiero e intelectual que al aunar ambas facetas consiguió con éxito una importante colección bibliográfica y artística. Tanto la colección como su vivienda fueron legadas al Estado.
    La fundación con su nombre fue  formada en 1948 y a día de hoy la colección se mantiene en el interior de la vivienda familiar, el palacio de Parque Florido (llamado así en honor a la esposa del coleccionista). Tanto su esta ultima como dos de sus tres hijos fallecieron en el tiempo que disfrutaron del palacete, período que transcurre desde 1909 hasta 1932. Tras este año nuestro protagonista decide viajar e instalarse definitivamente en Nueva York, no volviendo a nuestro país hasta el año en que inicia la Fundación.
    El edificio, de estilo neorrenacentista, fue inaugurado en 1909 siendo escenario durante muchos años de diferentes acontecimientos artísticos e intelectuales. A destacar la decoración de los techos pintados por Eugenio Lucas Villamil, la mayoría con alusiones a la mitología y que acompañaban en la temática a la función de la estancia donde se encontraban.
    El museo se inauguró en 1951 y aunque se trata de una vivienda de su época no se intentó recrear la casa como tal, haciéndose varias reformas (la más reciente en 2001) con la intención de mejorar la ubicación de los elementos de la colección.
    Las piezas del museo están colocadas siguiendo una serie de valores historiográficos y estéticos. De esta forma el museo está compuesto de cuatro niveles. La planta baja intenta recrear un retrato del fundador a través de diversos objetos; la planta primera alberga arte español; en la segunda nos encontramos con arte europeo; y por último, en la tercera (almacén), podemos ver una especie de miscelánea de armas, bustos, tejidos, etc.

     Hay muchas obras y piezas a destacar, pero en esta visita los que más han llamado mi atención son los bustos relicarios como el de Santa Dorotea (s. XVI) y la multitud de medallones, pequeños estuches y otros mini objetos que inundan las vitrinas. La funcionalidad no lo era todo, ya que hasta el objeto menos importante tiene una gran elaboración y función estética.








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